Domingo 23 de agosto, 2015.
Día 3: Perseguidas y empapadas.
Nos
levantamos muy temprano y nos vestimos como unas bellos tomates, fuimos a
desayunar y después a la iglesia para agradecerle a Dios por lo que habíamos
hecho y conocido hasta el momento y lo que nos faltaba por hacer y conocer. Cuando
el bus llego estábamos muy emocionadas por ir a Panaca, en la carretera se veían
muchas fincas y cultivos, el paisaje era maravilloso.
Luego de recibir las pulseras para el ingreso, entramos al parque sin tomarnos mucho tiempo en la foto y sin pensar en nada más que en el limitado tiempo que teníamos para disfrutar la hermosura del parque.
Algo
muy divertido y que nunca voy a olvidar de Panaca son los cerditos gorditos que alimentamos. Compramos teteros y todo iba perfecto hasta que uno de ellos se salió de su
sitio y nos persiguió, el muchacho que trabaja ahí lo cogió y lo
metió en su sitio otra vez, pero luego otros dos se salieron y nos intentaron
morder. O los cerdos tenían mucha hambre o se confundieron y pensaron que
éramos sus madres.
Panaca
fue una gran experiencia y nos quedaron ganas de ir otra vez para poder ver el
show canino y las demás atracciones que por cuestiones de tiempo no pudimos ver.
Después
de salir de Panaca íbamos rumbo al parque del café, llegamos pero antes
almorzamos en un restaurante en frente del parque, el restaurante tenía muchas
frases ciertas y chistosas como: “matate estudiando y serás un cadáver culto”
entre otras que no son aptas para todo público. Cuando por fin íbamos entrar al
parque empezó a llover y todas estaban preocupadas y decepcionadas por que no podíamos pasar al lado de las
atracciones debido a la lluvia, entonces nos tocó esperar media hora para que
dejara de llover y así poder empezar a disfrutar.
Como
la lluvia nos había quitado tiempo, estábamos como un poco aceleradas, ya que
queríamos montarnos en todas las atracciones así que, al bajarnos del
teleférico corriendo en busca de la montaña rusa, nos encontramos con una
eterna fila en la que duramos como 1 hora pero valió la pena. Después fuimos a
otra montaña rusa, pero esa tenía mucho más voltaje que la primera, era más
peligrosa, pero según las que se montaron fue muy emocionante y fue como salir
de este mundo, después vino lo mejor las atracciones de agua, nos montamos en
una que parecía inofensiva que no nos iba a mojar, pero gracias a una
compañera nos empapó a todas, pero
fue una experiencia muy genial y nos montamos en la montaña rusa de agua donde
nos empapamos más y como ya íbamos tarde para la zona de encuentro salimos
corriendo y la gente nos veía como unas bellas cerezas mojadas. Éramos 8 niñas, nos perdimos y quedamos 4. Pero lo peor estaba por venir, el teleférico
estaba llenísimo: para usarlo había que hacer una fila infinita, así que
decidimos irnos en el bus, pero ese también estaba lleno así que la única
opción fue: Las escaleras, unas escaleras que no tenían fin, imagínense estar
empapadas de pies a cabeza y correr en escaleras, que buen ejercicio para
tonificar piernas y nalga.
Cuando
por fin llegamos a la cima nos encontramos con nuestras demás compañeras y
luego empezamos a comprar los recuerdos del parque de café.
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