lunes, 28 de septiembre de 2015

Bitácora de un grupo excursionista: Parte III.

Domingo 23 de agosto, 2015.

Día 3: Perseguidas y empapadas.

Nos levantamos muy temprano y nos vestimos como unas bellos tomates, fuimos a desayunar y después a la iglesia para agradecerle a Dios por lo que habíamos hecho y conocido hasta el momento y lo que nos faltaba por hacer y conocer. Cuando el bus llego estábamos muy emocionadas por ir a Panaca, en la carretera se veían muchas fincas y cultivos, el paisaje era maravilloso.

Luego de recibir las pulseras para el ingreso, entramos al parque sin tomarnos mucho tiempo en la foto y sin pensar en nada más que en el limitado tiempo que teníamos para disfrutar la hermosura del parque.

Algo muy divertido y que nunca voy a olvidar de Panaca son los cerditos gorditos que alimentamos. Compramos teteros y todo iba perfecto hasta que uno de ellos se salió de su sitio y nos persiguió, el muchacho que trabaja ahí lo cogió y lo metió en su sitio otra vez, pero luego otros dos se salieron y nos intentaron morder. O los cerdos tenían mucha hambre o se confundieron y pensaron que éramos sus madres.

Panaca fue una gran experiencia y nos quedaron ganas de ir otra vez para poder ver el show canino y las demás atracciones que por cuestiones de tiempo no pudimos ver.
Después de salir de Panaca íbamos rumbo al parque del café, llegamos pero antes almorzamos en un restaurante en frente del parque, el restaurante tenía muchas frases ciertas y chistosas como: “matate estudiando y serás un cadáver culto” entre otras que no son aptas para todo público. Cuando por fin íbamos entrar al parque empezó a llover y todas estaban preocupadas y decepcionadas por que no podíamos pasar al lado de las atracciones debido a la lluvia, entonces nos tocó esperar media hora para que dejara de llover y así poder empezar a disfrutar.

Lo primero que se hace en el parque del café es montarse en el teleférico, cuando íbamos por la mitad del camino el teleférico se detiene y empezamos a gritar asustadas, fue el minuto más largo de mi vida, pero salimos vivas de ahí.

Como la lluvia nos había quitado tiempo, estábamos como un poco aceleradas, ya que queríamos montarnos en todas las atracciones así que, al bajarnos del teleférico corriendo en busca de la montaña rusa, nos encontramos con una eterna fila en la que duramos como 1 hora pero valió la pena. Después fuimos a otra montaña rusa, pero esa tenía mucho más voltaje que la primera, era más peligrosa, pero según las que se montaron fue muy emocionante y fue como salir de este mundo, después vino lo mejor las atracciones de agua, nos montamos en una que parecía inofensiva que no nos iba a mojar, pero gracias a una compañera nos empapó a todas, pero fue una experiencia  muy genial y  nos montamos en la montaña rusa de agua donde nos empapamos más y como ya íbamos tarde para la zona de encuentro salimos corriendo y la gente nos veía como unas bellas cerezas mojadas. Éramos 8 niñas, nos perdimos y quedamos 4. Pero lo peor estaba por venir, el teleférico estaba llenísimo: para usarlo había que hacer una fila infinita, así que decidimos irnos en el bus, pero ese también estaba lleno así que la única opción fue: Las escaleras, unas escaleras que no tenían fin, imagínense estar empapadas de pies a cabeza y correr en escaleras, que buen ejercicio para tonificar piernas y nalga.

Cuando por fin llegamos a la cima nos encontramos con nuestras demás compañeras y luego empezamos a comprar los recuerdos del parque de café.


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